2017.

Me siento a escribir esto en aquella ciudad en la que todo el mundo piensa cuando habla de año nuevo: Nueva York. Me siento a escribirlo con muchas razones que casi impidieron que viniera y con otras que aún estando acá hacen que cuestione porqué carajos estoy acá, pero con aún más que reafirman que estoy donde debo estar. Me siento a escribirlo el penúltimo día del año, viendo Facebook e Instagram llenos de la irónica frustración entre risas que da tantas supuestas metas para el año que acaba que no se cumplieron, y con otra lista gigante de aquellas que se suman y se prometen para este nuevo año. Y pienso en lo que es todo esto, y concluyo que es todos queremos desesperadamente una oportunidad para empezar de cero. Todos necesitamos y queremos y deseamos y añoramos y demás, la oportunidad de cerrar ciclos y comenzar otros. Porque todo comienzo nuevo es mejor, dicen, y porque no se puede ir por la vida con ciclos abiertos. Me acuerdo entonces de una frase que oí alguna vez, que d...