viernes, 29 de septiembre de 2017

Para las 10.000 visitas: Más que un código diagnóstico.



Escribo esto con ambivalencia. Estoy absolutamente feliz de tener 10,015 visitas a algo así como mes y medio antes de cumplir un año de haber abierto este espacio. Cada una de sus visitas, motivadas por genuino interés, deseo de educarse, o por simple morbo, ha valido la pena. Les agradezco por haberme acompañado en este camino, por ahora no tengo en mis planes dejar de hacer lo que hago así que esperen mucho más por acá.

Estoy aprendiendo, con mucha dificultad, que los opuestos pueden convivir. Y que de hecho, se presentan constantemente, en personas o en situaciones, desconcertándolo a uno pues se supone que los opuestos no conviven, no se mezclan. Pero, hoy me encuentro una vez más con inmensa gratitud escribiendo esto, pero con el alma arrugada o triste.

Soy estudiante de psicología. Yo sé en lo que me meto. Soy activista de salud mental. Yo sé en lo que me meto. Me gusta la psicología clínica y el trabajo con personas en condición de discapacidad, y en unos meses cuando oficialmente tenga mi diploma, espero dedicarle mi vida a esos temas. Yo sé en lo que me meto.

Pero hoy para una tarea de una materia tuve que revisar el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, o bien conocido DSM. Y claramente, como se imaginarán los buenos entendedores, pues eso duele. Más, cuando tenía que revisar los criterios diagnósticos para las depresiones. Y... ¡Carajo, cómo duele!
Durante estos 6 años he pasado por varios diagnósticos del tipo de depresión, siempre ha sido depresión, pero a veces ha sido con ansiedad, a veces reactiva, a veces innata, y ese último fue lo que le dio al perro, pues se demostró que era un tema genético, por ende crónico, y por el tiempo tan tremendo que hemos invertido con esto, pues es depresión mayor. Así.

Que se me vengan todos los psiquiatras encima, si quieren, pero es absolutamente doloroso ver un manual diagnóstico siendo paciente. Claro, yo entiendo la necesidad de clasificar, yo entiendo la necesidad de comunicarse entre disciplinas, yo entiendo lo oportuno de dar un diagnóstico y yo entiendo que eso da una ruta del camino a seguir.

Pero cuando uno ve eso, y ve todas las arandelas tipo "Que con ansiedad, que sin ansiedad, que reactiva, que mayor, que distimia, que hipomanía, que si cumple con 3 o con 4 o con 7 criterios" y para cada uno de esos, un código distinto... ¡Carajo, cómo duele! Porque para uno el hecho de vivirlo con ansiedad, o con x o y síntoma no es una lista de chequeo. Es la vida de uno. Es el padecimiento diario de uno. Y verse reducido a un código según la lista de chequeo... ¡Carajo, cómo duele!

Y recordaba yo, todas las veces que conocidos, expertos del tema, chismosos, profesionales de distintas áreas me daban todas su diagnóstico. Creo que claro, al comienzo uno necesita bautizar esa bola de fuego y hielo que se formó adentro, en lo más profundo, para no sentirse tan solo, para no sentir que se está enloqueciendo, para darle algo de realidad del tema. Pero después uno dice, ¿Y el nombre qué o qué? ¿Qué hago con esa etiqueta? ¿Qué diferencia hace para mí saber si es uno u otro? Cuando la realidad, es que podrían en vez de decirme que tengo depresión, decirme que tengo la enfermedad de las vacas locas o ponerle el nombre que se les diera la gana, y mi día a día sería igual. Aun así lloraría, aun así pensaría en la muerte, aun así dormiría sin tener la sensación de descansar, y aun así me culparía por cada una de las cosas que han pasado en mi vida.  En 15 años, cuando vuelvan a cambiar el manual diagnóstico, podrían decir que la depresión mayor crónica no existe. Y ponerle cualquier otro tipo de nombre, pero eso no cambiaría mi vivencia.

Algo muy similar me pasó cuando llegué a los "trastornos somáticos". Desde ya, como dije en un artículo o dos antes, detesto ese rótulo. Porque te lo ponen, se lo ponen a tus síntomas y de repente es como si ya la enfermedad no fuera igual de real. Recuerdo cuando tuve una de las experiencias más desagradables de mi vida, hace 5 años por estos días, y duré dos semanas en cuidados intermedios por un ataque de asma que casi me mata disparado por la ansiedad tan tremenda. Y estuve las dos semanas, a punta de espirometrías, inhaladores, placas de tórax, para terminar concluyendo que si no me relajaba pues no iba a salir. Cuando se supo que era lo que lo había desencadenado, las enfermeras me decían "Pues esperar a ver que dice el psiquiatra", pero el punto es que fuera o no por ansiedad, ¡carajo, no podía respirar!
Así me pasó cuando me quedé tiesa o muda, y me dejan horas esperando en urgencias porque ya no es una urgencia, es un ataque de pánico que mi cuerpo no pudo procesar y... Tengo que esperar al psiquiatra. Pero como no es nada neurológico, ni nada fisiológico como tal, pues se olvidan de que uno está sufriendo. Uno va a urgencias porque está sufriendo.

Y pasa en la cotidianidad. Cuando la gente me pregunta porqué hablo como hablo, porqué no pronuncio la r y rr como antes, que si soy extranjera o qué, les juro que sería más sencillo decir que tuve un derrame o que tuve un problema de desarrollo. Porque ¡Carajo! Cada vez que le digo a alguien "Me dio un ataque de pánico, quedé muda y cuando volví a hablar se perdió la r en el camino", nadie, absolutamente nadie le cree a uno. ¿Eso pasa? ¿Y no puedes? ¿A ver, di "Carro rojo" o "Perro"? ¡Carajo, que no puedo!

En el manual lo vi, ahí estaba: Trastornos de conversión, en trastornos somáticos, del habla prolongado (más de 6 meses) y un código. Y uno dice, bastante que he sufrido, bastante que me ha costado, bastante que la gente me ha jodido, como para que a uno le pongan además el rótulo y código y demás. Lo divertido con las cosas somáticas es que por ser somática la gente piensa que es absolutamente 1. Locura 2. Ganas de llamar la atención y 3. Jodida pereza de salir adelante. Entonces claro, leen eso y te dicen, pero si no tienes nada fisiológico, pues dale, di la r. ¡CARAJO, QUE NO ME SALE! Que si pudiera, yo sería la primera en hablar como lo hacía antes pero ¡QUE NO PUEDO!

Pero bueno. Seguiremos la vida, seguiremos con los síntomas y en los sitios donde llegaremos seremos para algunos, o locos, o un código más. Por eso, al cumplir 10.000 visitas de este blog, recalco el porqué del nombre. 
Para los que se identifican: Al carajo los rótulos, el nombre o el diagnóstico que nos han dado. Sufrimos y eso es real. Tenemos dolor y eso es real. Debemos sanar y trabajar en nosotros, y eso es real. 
Para los que rotulan: ¡Al carajo, todos sus pacientes somos más que un código o un nombre! Pongan un número, un código, un nombre, si se les da la gana. Pero conozcan a esa persona, que va infinitamente más allá de ese número, código o nombre. Que tiene inmensas capacidades, posibilidades y características. 

martes, 26 de septiembre de 2017

Here's my promise to you.

I'm writing this article, a few days ahead of what I usually do, because I've seen many people who I love and care about deeply are in a dark place.
First of all, I would like to tell you that even though I've been writing for almost a year now, I've got absolutely nothing figured out. I have some certainties about my own process, but I'm no expert in this topic. What I'm I? A woman with a lot of time to write, a passion for it, and a huge desire to make people feel less broken for the rest of my life. I'm someone who decided to speak up and to tell her story, in order to help others, because I saw that for me it was absolutely therapeutical to read what others where going through. For the simple reason that you don't feel alone. You don't feel like a weirdo or like a monster anymore, you know there are others, just like you, walking down and up the streets.
I'm a firm believer that people can live with mental health conditions. With that, I'm not saying that it's easy, or that it's simple. I'm saying that with enough love and support we can make it through. While typing this I remember one conversation I had with someone (Who I don't remember at this moment, sorry about that), and as I told her (I'm pretty sure it was a girl) about the chronic depression thing, she told me "Well, at least you don't have anything that's lethal". And I nodded, as this affirmation spinned in my head, and I thought, is it a good thing? I remember I answered laughing, saying that it would only make that the years I lived felt miserable, and of course, it has a toll on my lifestyle and quality.
Often, I remember this conversation. Often, I think of myself when I was just diagnosed and now. And I think that if I was told in that moment that this was a long term, long life disease, I would have preffer that it killed me right there.
But then I think about today. 6 years later. And 6 years were I've met hell, death and all of his friends. But I've also known faith, love, support, courage, strength. And I don't think I would have been able to meet all of them if it wasn't for being through hell and back in several, several ocassions.
And still, I've got nothing figured out except one thing. If you come to me, to share your issues, to share your conditions, I will bend overbackwards in order to keep you alive. I can't promise you it will be easy, I can't promise that your mind will be a garden of roses because it's more like poison ivy sometimes. But I'll keep you alive kiddo, because I know that you deserve to be alive. Even if today being alive means having a lot of pain and suffering, it will get better. You won't stay like you are right now for ever, and surely you'll be better if you follow my intensive advice of going into therapy, doing things that are good for your soul, distancing yourself from the drama and negativity, eating things that make your soul happy and being with the ones and doing the things that make you feel absolutely glad of being alive, here today. I won't let you go, because I know you truly don't wan't to got. You just want the pain to stop, and believe me, we all do... So don't feel like an outcast for wishing that. The key here, my lovely friend, is to find a way in which, staying alive, you can ease the pain. You'll do, plus you'll get used to things that seemed unthinkable before, and you'll become so strong. I can't really tell you how much strength and courage you will win during this battles, because you are fighting with your damn self, the one that knows your weakest points and how to manipulate you better than anyone.
You are a freaking badass, let me tell you. You've accepted the responsability for your own health, for you wellbeing and came out of the mental health closet. That, is the hardest step to take for most of the people. To accept something isn't right and that eventhough self love isn't high as the Everest, you deserve better. You can't and you shouldn't let yourself feel miserable when there are tools to explore for you to be better.
I admire you, I feel for you, and I'm here unconditionally. Because I'm you, and you're me. Hell knows that I've been paying more visits to there than the ones I would like to admit, and there are moments of so much pain I can literally feel something cracking on my chest. But heaven knows I try, daily, to be alive. And I've survived, but also lived, for 23 years and almost a month now.
If I can do it, you can do it too. Believe me that the courage you have, since this point, is inmense and much superior than the one you've ever had. Thank you for letting me walk this journey with you, thank you for giving me reasons to be alive in order to be here for you, thank you for choosing to be here reading this letter.
Look at your chest, look at your breathing. Now place a hand on your heart. It beats, and it's beautiful, isn't it? You may feel broken, you may feel miserable, but there's a whole body fighting with all of what they've got to keep you alive. Because to them, to every tiny cell on your body, you are good enough, you are home, and they'll do anything to help you, to be with you no matter how many lies your mind tells you. And my dear, if that isn't beautiful...
I love you. I truly do.

sábado, 23 de septiembre de 2017

"Que el fin del mundo nos llegue estando confesados" Sea buena persona.

Entonces, esta nota no tiene mucho que ver con el tema de salud mental que yo suelo abordar, pero si uno lo ve desde un nivel mucho más amplio, la creación de una mejor sociedad y el ser buenos los unos con los otros puede ayudar tremendamente para la mejoría y prevención de condiciones de salud mental.
Estos días he oído mucho la siguiente expresión "Se va a acabar el mundo", lo que está seguido por "que nos llegue estando confesados". Para la gente que vive en un contexto como el mío, católico y practicante, no le parecerá inusual. El caso es que el mundo, en todas las redes sociales, en todas las interacciones, está en shock y con toda la razón por todo lo que está pasando a nivel de catástrofes naturales, peleas políticas, amenazas nucleares, detrimento de valores y han llegado a la conclusión: El mundo se va a acabar.

Yo no tengo ni idea si sí, si no, y la verdad no le echo cabeza al tema. Pero si me ha llamado mucho la atención que la gente dice, ante lo "inevitable" de su partida de este mundo, que pudo haber sido mejor, que pudo ayudar más, que pudo querer más a sus familiares, que pudo haber hecho de este mundo uno mejor, que pudo, que pudo, que pudo. Incluso, como católica, el tema de que el fin del mundo nos llegue estando confesados no es más que ese susto de que cuando esto se acabe, lo hayamos hecho de tal manera que quedemos en un castigo eterno pasándola en el infierno.
Y mi pregunta ahí es ¿por qué hay que esperar a que el mundo se acabe, o a que nuestra muerte esté ahí pisando nuestros pies, para empezar a ser buena gente? Porque el susto de la mayoría es que no fueron buenos, consigo mismo y con los demás, que fueron egoístas y egocéntricos, que no ayudaron cuando pudieron, etc. Y claro, lo entiendo. Ser buena persona es difícil, ser buena persona es implicarse emocionalmente con el otro, es estar dispuesto a estar incómodo por las comodidades de las demás personas que tal vez lo necesiten más. Es ser honesto, transparente y responsable. Es saber que yo tengo una responsabilidad ética en el trato con el otro, solo porque somos humanos, no más eso debería valer para no comernos vivos. Es ser respetuoso, con el dolor ajeno, simplemente porque se sabe que uno no está exento de estar en esa posición algún día y si no, pues que al menos nadie se debería alegrar del dolor del otro.

Y pareciera que lo más humano, lo más básico, lo más esencial, es lo más difícil. Y no debería ser tan difícil ser bueno con el otro, darle a la persona de mi lado algo de solidaridad y apoyo, de cariño y compasión, de entendimiento y respeto. No debería ser tan extraordinario, no debería ser tan difícil.

Porque al final, cuando uno toca fondo, cuando uno pierde todo sentido, cuando todo lo que pareciera estable se va, lo único con lo que queda es con la gente. Con las personas que lo rodean. Con los que va conociendo en el camino. Y llámenlo karma, justicia divina, equidad, "recoger lo que se cosecha", o como sea, pero si Ud no fue bueno con otros... No espere que los demás lo sean con Ud. No espere que lo ayude, no espere que esté presente, no espere nada si usted no ha dado nada.

Claro está, deberíamos ser buenos no por eso que acabo de decir, sino por simple humanidad. Pero digamos que se dificulta. Entonces hágalo porque realmente la gente, le salva la vida. El amar es lo único que si uno da, se multiplica, y de eso estoy absolutamente segura. Porque además, si me permito dar mi opinión, amar al otro da sentido. Ayudar al otro da sentido. El otro da sentido. Tal vez era el tipo que se fue a estar solo, el que decidió dejar su familia, sus posesiones, sus amigos y todo eso para irse a vivir con la naturaleza, el de "Into the wild", que la felicidad solo es real cuando es compartida.

Y si esto no es suficiente, si Ud es una de esas personas que dice que nació en este mundo para estar solo y solamente importa su felicidad y su interés, bueno. Pero si es tan solitario, tan individualista, pues siga con esa dinámica y al menos no sea malo con el otro. No sea bueno si no quiere serlo, nadie lo obliga y menos el blog de una persona de 23 años que sabe poco de la vida. Pero no sea malo. No por el hecho de que haya nacido y viva solo por y para su felicidad, significa que tenga que pasar por encima del otro. Respételo y déjelo ser. Y siga Ud por su camino y me cuenta qué tal es el tema de solo tenerse a uno mismo cuando toca fondo.
Entonces nada. Sea bueno. Y si no puede ser bueno, no sea malo.
Que no se necesite que el mundo se acabe o el susto del Apocalipsis y la condenación eterna para tener un trato meramente humano y básico con el otro.
Sea bueno con ese que está a su lado o ese del otro lado del mundo que ve sufriendo en las noticias, porque la humanidad es lo mejor que tenemos. Lo peor que tenemos son los humanos. Pero lo mejor, es la humanidad de esos humanos, así que no pierda el privilegio de sentirlo en su propia piel o de permitirle a otros sentirlo al interactuar con Ud.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Conclusiones de la semana mundial de la prevención del suicidio: El amor que todo lo puede.

Algo tarde, pero creo que debo una conclusión de la semana mundial de la prevención del suicidio de este año.
Dije en un par de vídeos y de escritos cortos que la importancia para mí radicaba en que a lo largo de mis batallas personales, había entendido que lo que salva las vidas de las personas es el amor. Soy una fiel convencida de esto. Ojo, con eso no estoy diciendo que las personas que se fueron en estas luchas no fueron lo suficientemente amadas. No, nunca diría eso. Sino que simplemente, tal vez, no se sintieron tan amadas como realmente lo eran, tan importantes como sus familiares sabían que eran, tan increíbles como sus amigos los consideraban. Todo está en la percepción y muchas veces, cuando se tiene una condición mental como la depresión, la bipolaridad, la ansiedad, nuestra percepción se va al carajo. Realmente, hay momentos en los que no tiene ninguna coherencia con lo que en realidad está pasando, y nos lleva a concluir cosas que ciertamente no tienen ninguna coherencia con lo que en realidad está pasando.
Teniendo esto claro, también dejo claro que por supuesto que los tratamientos son esenciales, psicoterapéuticos, farmacológicos, músicoterapia, arte, yoga, etc. Pero creo, realmente creo, que lo que define que tanto uno está dispuesto a luchar por quedarse acá es que tan amado se siente, que tan rodeado se siente, que tan importante se siente.
Partamos de la base, que muchos no entienden, que una persona que considera el suicidio de por sí, se considera insuficiente, que no lo vale, que el mundo estaría mejor sin ellos. Por esta misma razón, es que tal vez dependamos tanto de lo que los demás piensan de nosotros: Porque si nos recostamos en lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, estamos llevados.

Ahí va mi punto de la importancia de la familia, de los amigos, de hablar, del amor.
Eso puede cambiar la vida de alguien, y puede hacerlo decidir quedarse.
Claro, el amor y la compañía no cambian el desastre que pasa por la cabeza de alguien. El amor y la compañía no hacen que cada vez que esté en un sitio alto no se me ocurra botarme o que se sentirá estrellarse contra el piso. El amor y la compañía no hacen que haya días en los que pararme de la cama, bañarme y vestirme se sientan como algo digno de una medalla de olimpiadas. El amor y la compañía no hacen que no haya días en los que arranque a llorar de la nada y me sienta absolutamente inservible e inútil.
Pero el amor y la compañía hacen que todo eso sea, en la mayoría de momentos, llevadero, manejable y soportable. Hacen que el estar vivo lo valga, porque a pesar de todo el sufrimiento y malestar, el amor es más poderoso y atrae como un imán hacia todas esas cosas que lo hacen a uno decir "Tal vez estar vivo no está mal". Digo la mayoría de momentos, porque este blog siempre se ha caracterizado por la honestidad, y hay personas que adoran eso. Y el amor y la compañía no lo son todo cuando se toca fondo, fondo, fondo. Uno dice, al carajo el amor y la compañía. Pero en esos casos, tiene que sobrevivir hasta el próximo día, tiene que tolerarlo todo por 24 días y le prometo que cuando se despierte al día siguiente o en un par de días, lo valdrá. Y ahí vendrán el amor y la compañía, hasta para jugar como razones para pertenecer a este mundo como "Yo no puedo ser tan malo como para causarle ese dolor a mi mamá/papá/hermano/...". Claro, todos los terapeutas y profesionales le dirán que uno debe vivir por uno mismo. Pero a veces, cuando uno mismo se siente como un tarro de vidrio roto y vacío, quedarse por los demás es suficientemente bueno y es el acto de amor más grande. Dios sabe que al menos acá no importa el cómo, sino que se está eligiendo la vida. Y carajo, ¡que lo vale!

Después de todo esto a que voy: A que yo estoy acá, he ayudado a quienes he ayudado, sigo respirando y decidí convertirme en activista de salud mental y prevención del suicidio porque me amaron lo suficiente en su momento para mantenerme viva. Porque me acompañaron, y me llenaron de "Eres suficiente", "No podría vivir sin ti", "No me puedes dejar solo", "Te amo más que a mi vida", "Eres tan valiosa", "Te admiro, no te des por vencida nunca", "Por mí, quédate", y otro montón de cosas así. Me llenaron hasta que básicamente me cansé y dije bueno, me quedo por ahora. Y a cada día, porque sigue habiendo crisis, me recuerdo que mi hermano no se imagina una vida sin mi, que para mi papá soy todo, que mi mamá se moriría detrás mío, que no tendría cara para despedirme de mis ahijados, que mis amigos me adoran y digo: El amor y la compañía. Y sigo.
Si algo me queda de esto, trasladándolo más allá de la prevención del suicidio (Que ya quedó claro, todos podemos ayudar), no deberíamos esperar hasta que alguien toque fondo, hasta que alguien esté con su vida en peligro, hasta que no haya salida, o hasta que (Es tremendo, lo sé) le hablemos frente a una lápida o en un funeral, para recordarle lo MUCHÍSIMO que significa. Lo increíble que es. Lo que vale su existencia. Lo potentes y admirables de sus luchas. Sabrá Dios si lo hacemos desde la infancia, si esos niños nunca tocarán fondo o pensarán en matarse. Y bien sabe Dios que si es así, lo valdrá inmensamente, porque vivir así es demasiado denso.
Así que acá pongo en práctica: A Ud. que me lee, así lo conozca o no:
Me importa su vida, me alegra que esté en este mundo, sé que hay muchas luchas pero confío plenamente en que es capaz de superar eso y millones de pruebas más, hay acá una persona que simplemente porque compartimos la condición de humanidad lo quiere y lo quiere vivo. Gracias por luchar, por existir, por no rendirse. Su testimonio inspira, así no lo sienta.


martes, 5 de septiembre de 2017

23: Life does get better.

"Yesterday was my 23rd birthday. I didn’t expected anything about it, because my last two or three birthdays had been very stressful and somehow depressing. They were in moments of loss, fights and changes. Of reconstruction and separation. And I’m not good for those.
And this birthday didn’t seemed different. In addition to the family issues, I was dealing with the pain and the meds of a kidney stone that refuses to get out yet, I had my grandpa at the hospital because the inevitable symptoms of several horrible cancers that are dragging him away, and my grandma has a memory that resides more in the 1980’s than in today. In addition to that I had my own demons crawling to my ears, reminding me of all the psychological pain that I’ve went through this year and questioning me how could I deserve a birthday celebration when the year I was ending has way too much suicidal thoughts and events, tears and times of thinking about giving up.
For that same reason, my psychiatrist and psychologist told me I deserved to celebrate life, because I had made a hell of an effort to be here. It made sense, but it somehow didn’t felt right. Still, I entered to the day with my heart opened.
And it was truly a very nice day. It’s funny because everyone who’s seen the pictures of yesterday have told me I haven’t looked that happy since forever. For the hours I was awake yesterday I decided to enjoy in a non judgemental way every event. Of course, there are things that still just. I’m still adjusting to the whole child of separated parents thing, but yesterday it implied that I had twice as much of cake than before, and had breakfast two times in order to be with both of them. My brother had invited a bunch of my friends for a lunch, and my God. I haven’t realized I was so loved. I wasn’t aware that so many people wanted to celebrate my life. I felt lucky, and filled with so much love in ways I can’t seem to put in words.
I was marveled of how I didn’t had to hide or fake. In the last year I decided to come out of the mental illness closet and to become a mental health awareness advocate and writer. So people were in touch with the real me, asked me about how I truly felt, about how I’ve been, and about those things that are painful, such as my grandparent’s condition or my freaking kidney stone. They got me the things that they really know are part of my happy things list, such as flowers, tea, colorful clothing, tons of chocolates and cakes, and a couple of notebooks so I could write in them “My first book”.
I was with my 3 year old godson who told me that “our house felt too crowded for him and he wanted people gone” and I couldn’t help but feel lucky for him to feel my house as his own. I kept telling myself “God, I’m so lucky to be alive for today. Thank you for keeping me here even when I wanted a way out.”.
When I saw my grandma and we were singing the “happy birthday”, she could understood that it was me who was turning 23 that year, and sang to me. And even though I couldn’t spend it with my grandfather, he was alive for that day and told me he loved me. That was enough as since the past months my biggest fear was for them not to be here for my birthday.
I received a lot of congratulations, most of them which included messages of admiration for being brave enough to tell my story, people telling me they were glad I didn’t have up, and those who were as happy for me having one more year as if I lived their own stories. People really cheered up for me, for my story And encourage me to keep writing it.
And of course, it isn’t the fairytale that I wished as a kid. But it was good, it was great and I dare to say yesterday I was happy for almost all the day, which haven’t happened in so long. There I understood that it does get better, and that it’s worth sticking around to see how it gets better. Because even if today I woke up with my arthritis and fibromyalgia all flared up, and as fatigued as it gets, it was so worth it. And I don’t care, now, to wait as many days needed to feel as happy and as loved as yesterday. To be able to feel that way, showing your true self, it’s priceless. Therefore I can say I had the best birthday I’ve had in years. Because it was imperfectly perfect, and I was alive to live it."

viernes, 1 de septiembre de 2017

Fue un placer tener 22.

Escribo la que es mi última entrada de 22 años en una sala de espera de una clínica, en urgencias. Resulta que pasé mi última semana de 22 años con un cálculo renal, y el desgraciado se niega a salir así que vuelvo al hospital para ver si me controlan el dolor.
Y obvio, apesta estar en éstas. Pero no me parece raro, pues mi talón de Aquiles siempre ha sido mi salud, y en este último año de vida de manera especial. Entonces terminar el ciclo de mis 22 años en una clínica, tiene la lógica de una película perfectamente calculada.
Durante este año, del septiembre pasado a hoy, septiembre de 2017, no puedo contar las veces que he ido a una clínica, a urgencias, a tomarme exámenes de todo tipo, a citas con distintos especialistas. He tomado remedios para literalmente todos los males físicos que me han aquejado en un momento o en otro. Me han dicho la palabra "crónica" más veces que en toda mi vida y ni hablar del montón de momentos cargados de "eres muy joven para tener esto pero... Pasa". En los 3 meses siguientes a mi cumpleaños pasado, me quedé muda y volví a aprender a hablar, me quedé paralizada y volví a caminar, me contaron que mi depresión era crónica y genética, y que tenía hipersomnia y apnea del sueño. Tuve la piel cubierta de manchas por la dermatitis y vi a los profesionales encogerse de hombros cuando me decían que era por estrés. Tuve alopecia y me volvió a crecer el pelo. Me dio una laringitis que terminó trayendo a mi vida el maravilloso virus o bacteria o bicho o como se llame de una artritis reactiva que llegó para quedarse. Ya en el 2017 empecé viendo maravillados la capacidad de dolor que resiste el cuerpo humano, al mezclar la fibromialgia con mis articulaciones que descubrían su capacidad de hincharse de formas jamás vistas. Tuve piojos mutantes, que no se quitaron con ninguno de los 3 tratamientos que me hice y que me llevaron a recurrir a una especie de insecticida en gotas y unguento. Cuando pensé que todo había pasado, volvieron los piojos como a las 3 semanas y fue realmente detestable. La artritis siguió su camino y con cada episodio sacaba más de sus características que para mi, se volvieron cosas cotidianas. Volví a quedarme paralizada y muda, dejó de funcionar uno de mis brazos para hacerme entender lo importante que es ser ambidiestro. Me dio otitis, bronquitis y laringitis en las últimas semanas de Universidad. Experimenté los efectos secundarios de muchos medicamentos, de uno psiquiátrico en particular que me llevó a una descompensación tal que me desmayé después de una clase. Y ahora lo remato con un cálculo renal. Suena lógico, y creo que sólo mis ojos salen intactos de este recuento, si no tenemos en cuenta las hinchazones por el llanto y las noches en vela.

A nivel psicológico... se me olvidaron las palabras, tuve problemas de memoria, morí y renací varias veces, tuve todo tipo de decepciones, perdoné a otros y a mi misma, me despedí de sueños de mi infancia, empecé a aceptar la inevitabilidad de la muerte de mis seres queridos, perdí a personas sin quienes pensé no podía vivir y gané otras cuantas que me han alegrado el caminado. Toqué fondo varias veces al punto que mi anterior fondo se volvió una simple plataforma más y descubrí que realmente Dios tiene un sentido del humor retorcido y cuando manda algo, manda todo. Cuando llueve, diluvia como dicen por ahí. Fue el año en el que me volví escritora, en que me mostré al mundo sin máscaras, en que fui capaz de besar mis cicatrices físicas e interiores, me volví activista de salud mental y recibí un par de mensajes que me cambiaron la vida al haber salvado a otros. Se me quebró varias veces el alma, sólo para comprobar que ella solita vuelve y se remienda, y entendí que su belleza estaba en ser como una colcha de retazos. Superé mis miedos, volví a la Universidad, vi lo mejor y lo peor de los seres humanos y valoré los gestos de amistad entre una selva de chismes. Aprendí a dejar ir mi pasado, sólo para maravillarme con la sabiduría de la vida y sus tiempos perfectos.
Y como si no fuera suficiente, volví a creer en la gente. Me di cuenta que mi mamá no sólo es una gran mamá sino la mejor y la más incondicional enfermera, y que una caricia de mi papá sigue siendo tan reconfortante como lo era cuando tenía tres años. Reafirmé cada uno de los 365 días de este año, que no podría elegir mejores personas para compartir mi camino como los profesionales que me acompañan. Entendí que los amigos que siempre fueron, siempre serán. Por primera vez no tuve que enamorarme para sentirme validada o suficiente, sino que conmigo bastaba. Me volví mi mejor amiga, porque vi que sólo juntas íbamos a salir adelante y que la mejor motivación era yo misma. Vi como mi ahijada cumplió 45 años, y como mi ahijado aprendió a decir mi nombre y a contar infinitas historias que llenan mi vida de colores. Comprobé que nunca es demasiado tarde como para hacer las paces con quienes se tuvo una historia difícil y que aunque mi abuela viva más de 9 décadas, nunca sentiré que tuve suficiente tiempo a su lado. Recordé como me gustaban las faldas y los vestidos cuando niña y los volví a usar, así como las castañuelas y uno que otro detalle lleno de escarcha. Me propuse, como meta en la vida, hacer que la niña pequeña que fui estuviera orgullosa de quien soy hoy en día, y no he encontrado mejor motivación.

Descubrí entonces que no hay años buenos ni malos, y que todos nos dejan algo de todo. Y que a pesar de que fue difícil cursar todo en ciertos momentos, no cambiaría los buenos que me dejó este año por nada.
Concluyendo esto, acabo de salir del hospital, ya es 2 de septiembre y queda un día para que tenga 23. Y tal vez, con este escrito sólo esperaba cerrar un año con tantas cosas, para iniciar de cero el próximo. De todas formas, siempre es bonito tener la ilusión de empezar de cero, y de tener 365 días por delante para hacer las cosas bien, para estar en paz, para ser mejor. Tal vez éste cálculo, o mi imposibilidad para pronunciar la r siempre me recordarán este año, al igual que todo lo que aprendí.
Y tal vez, mi psiquiatra tenía razón. Tal vez me merezco celebrarme a mi misma el fin de este año, porque mi cuerpo sí que la luchó para sacarnos adelante. Y mi cabeza también. Y los que me rodean, también. Entonces no está mal tomarme un día para celebrar mi vida, porque al final del día... todavía la tengo.

El 2020: Caos, incertidumbre y cosas que no hemos perdido.

 En estos tiempos de incertidumbre, hemos podido ver que nuestra salud mental y física han sufrido bastante por distintos motivos. Esta sema...