domingo, 26 de noviembre de 2017

Razones.



Hace unos días no escribía y para ser sincera, como siempre, era porque no me nacía. Porque he tenido mucho por decir, pero no sabía como decirlo. Porque estaba, o estoy, en uno de esos momentos donde se siente todo pero a la vez no se sabe qué es lo que se siente, o la forma de explicarlo.
Y ayer todo explotó. Ayer tuve un mal día. Y si alguien me pregunta porqué tuve un mal día, es por todo y por nada a la vez. Así que de eso se trata esto.
De que no hay que tener una razón o una justificación para estar mal. Creo que, con el permiso y el perdón de sonar maleducada, tener una condición de salud mental seria da la justificación de poder estar mal ¿no?
Claro, es difícil de entender para las personas que no están ahí, que no conviven de manera directa o indirecta con esto todos los benditos días por los últimos días, meses, años. Y cuando lo ven a uno mal, la pregunta inmediata es ¿Qué pasó? ¿Por qué estás mal?
Y hay varios escenarios posibles. El primero es que efectivamente haya pasado algo inmediatamente anterior que detone la crisis. El segundo es cuando se han juntado cosas (pequeñas o medianas) y el cúmulo de todo lleva a la crisis al final. El tercero es que hayan pasado varias cosas a lo largo de un periodo extenso, que uno no conecte de inmediato, pero que analizando retrospectivamente pues si, se acumularon y llevaron a la crisis. Y la última, mi favorita cuando se trata de temas crónicos, es que si. Es que pasa. Es que no necesita uno decir porqué carajos está mal, porque la condición en sí hace que uno esté mal o esté bien. Para ponerlo en términos aun más prácticos y menos peyorativos: Hay días con muchos síntomas, días con menos, días con un par, y días sin síntomas. Hace todo parte de la condición en sí. ¿Qué si hay razones? Claro que sí. Siempre habrá razones. Desde que uno vio una escena en la película, hasta que oyó una canción, o extraña a alguien, o lo que sea y como sea. Siempre habrá algo porque en la vida siempre hay algo, y cuando uno interpreta las cosas desde una perspectiva más ansiosa, más persecutoria, más negativa, pues claramente que siempre va a haber aun más cosas.
El tema acá es el siguiente y es, no siempre cuando las personas están en crisis es porque algo las detonó en el momento inmediatamente previo. No es necesariamente porque antes estaban mejor o peor. No es un tema de que "Ayer lo vi y estaba como si nada", o "¿No disque estabas estable?". Porque esto no tiene la linealidad o la facilidad de comprensión que a uno le gustaría que tuviera. Esto tiene sus tiempos, tiene su forma, tiene su manera de ser. Y es como es, al tratar de encasillarla en lo que uno piensa debería ser, no tiene sentido. Porque es de otra naturaleza y ya está. Entonces si, efectivamente una persona podrá estar bien hoy, sintomática mañana y mejor al día siguiente. O podrá tener un periodo de 2 semanas en que no pueda funcionar adecuadamente con lo que le pida el contexto. O podrá estar 3 meses con síntomas bajos y controlados, para luego rematar con un día tremendamente emocional o no. El tema es, por más de que la psicología y la psiquiatría y demás han intentado arduamente con manuales diagnósticos y estudios darle un curso y una generalidad a la salud mental, eso viene como viene con la particularidad de cada persona.
Y eso implica que muchas veces, por la misma impredictibilidad del trastorno o la condición o los síntomas o el bautizo que quieran darle, los síntomas se den o no se den un día porque sí o porque no. Claro, terrible para aquellos que nos rodean porque nada es seguro con nosotros, y se frustran y no entienden. Pero es que ni uno entiende, no se los explicamos porque no hay manera de explicarlo, porque a veces la única respuesta real y concreta y adecuada al momento es decir "Porque sí. Porque tengo una depresión mayor crónica" y no es ganas de victimizarse ni de rotularse, es aceptar la vida como va viniendo, vivirla como se va presentando y saber que por más de que uno en un comienzo se mate la cabeza por darle una estructura lógica y lineal al tema, los síntomas tienen su propio Dios y tiempo. Así que claro, es un detalle muy bonito preguntar porqué o qué pasó. Pero no siempre eso tendrá una respuesta. Muchas veces será "no sé". Muchas veces serán generalidades como "la época". Otras serán cosas insignificantes para otros como "Es que tuve una pesadilla". Algunas serán elementos que para otros tienen un significado lindo pero que para uno tiene una sensibilidad particular "Es que terminé materias" y no entenderán porqué eso es un drama.
No es de entender, porque sería injusto uno pedirle a otro que entienda cosas que ni se comprenden por el que las vive. Es cuestión de aceptar. Aceptar y dejar fluir. Aceptar que no siempre hay razones. Aceptar que la razón es que se presenta el síntoma y ya.

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