domingo, 12 de febrero de 2017

"Aprende a aceptar y dejar fluir"

Entonces. Esta entrada llega un poco rápido teniendo en cuenta la de Getting to (self) acceptance que subí hace nada. Pero es un tema que representa mi temática actual, mi vida en este momento, con el que he estado lidiando desde hace un par de días y simplemente estaba esperando a que mi cabeza se organizara un poco para hablar de eso.

¿Por qué lo hago público? Primero, porque al empezar este proyecto en Noviembre del año pasado y convertirme en vocera de salud mental, luchando contra la estigmatización, a favor de los derechos, de la educación, del trato igualitario, de la discusión abierta, pues lo hice directamente desde mi caso. No desde mi experiencia como futura psicóloga, no cómo seguidora de mil portales que hablan de salud mental, sino desde mi batalla. De mi vivencia con la depresión desde hace 5 años y medio, y de la crisis de depresión mayor tan tremenda que me dio en Mayo de 2016. Entonces pues parte de seguir con todo esto es relatar cómo voy viviéndolo día a día, y estas noticias pues afectan directamente mi vivencia ahora y a futuro.

Segundo, porque al ser honesta, al hablar, al abrirme con las más de 4600 visitas que ha tenido el blog (Qué montón, gracias totales) recibí la mejor respuesta: Que gente conocida, familiares, amigos, desconocidos se me acercaban por distintos medios y me contaban su propia historia, de manera franca, honesta, dolorosa y admirable. No les puedo describir con palabras lo lindo que es esto, cómo se llena el corazón al abrir espacios de compartir honesto, sincero, crudo y amoroso. Pero si les puedo decir que lo vale, y por eso escribo, y por eso seguiré escribiendo. Por ustedes, que saben quiénes son, y por los que me leen en silencio y con eso sacan fuerza para seguir luchando detrás del velo. Y por los curiosos, chismosos, que siguen juzgando, para ver si de tanto leerme se les queda algo de educación y de desestigmatización en cuanto a temas de salud mental.

Listo. La primera aclaración es que no me voy a meter a hablar directamente de la salud mental de la gente que me rodea, de mis antepasados, de la gente con la que comparto apellido. Este blog y este espacio es para contar MI historia, no la de ellos. Segunda aclaración, lo hago acá y no en The Mighty por la misma intimidad (chistoso ese concepto en un blog al cuál cualquiera tiene acceso) que conlleva este espacio, y por lo que representa: Acá fue que empecé a mostrarme como soy a través de las letras. Y es un honor seguirlo haciendo.

No es una clase de genética ni de farmacología, no sé del tema más allá de lo que me incumbe y no me interesa. Si a los que saben del tema, les sirve lo que diré bien, si no y si me quedo corta, lo siento pero también está bien. Y aquí vamos…

Hace unos meses me sometí a un estudio genético y tuve respuesta. Del montón de cosas que salieron, unas tremendamente curiosas, unas que tienen mucho sentido, unas que me cambiaron la vida, y unas que realmente no entiendo, salieron un par de conclusiones. La primera, mi depresión es una depresión mayor crónica, es decir de un componente genético y biológico altísimo, y como supondrán por la palabra “crónica”, esto va para largo, hasta que la muerte nos separe. La segunda, que por mi funcionamiento genético y biológico y metabólico y no sé qué más, el tratamiento previo debe ser modificado tanto en su administración, como en cantidad, como en el tipo de antidepresivo que funciona mejor según todo eso.

Vamos por partes entonces.

Con todo y que soy creyente, con todo y lo mucho que los quiero, con todo y lo que sé de psicología, estos resultados no están sujetos a discusión y estoy aceptándolos. Así que sería maravilloso que nos uniéramos todos y aceptáramos esto en vez de sacar todas las posibles razones por las cuales podría desafiar mi genética y milagrosamente curarme. Esta información es cómo si me dijeran que tengo diabetes, o si dijera que el origen de mi asma es genético. Nadie se pondría a decirme “No, pero dale con positivismo” o “Si no piensas en eso fijo se pasa” o “Eso no significa nada porque tú eres una dura”. Mil millones de gracias anticipadas por la charla motivacional pero esto es de aceptarlo. De saberlo aceptar. De entender la fina línea entre resignación y aceptación, y aceptarla como cualquier otra condición crónica de mi vida. De saber que no te define, no te hace ni más ni menos, pero es una condición vitalicia como cualquier otra a nivel físico, que no se niega y que no se cura por más “positiva, alegre y animada” que esté. Lo afronto de la mejor manera, pero hay claramente un componente que se me sale de las manos, y está bien. Lo acepto. Me acepto.

Tener esta condición vitalicia implica que tengo que aprenderme a conocer, aprender a que me tiene bien, a que me dispara las crisis, a manejar la ansiedad, a leer mi sintomatología, a pedir ayuda a tiempo y a, con toda la esperanza que tengo, llegar al día en que esto esté controlado así como el asma, o como la fibromialgia, o como la artritis, y no me impidan vivir mi vida de la mejor manera. Esto (y quiero ser muy clara) no es una condena. Es un tema de aceptación, de aclarar, y es para serles absolutamente sincera una noticia que me da libertad y paz por primera vez en muchísimos años.

No es para darles clases de depresión, no es para darles clases acerca de lo dura que es la gente, pero mis últimos años y especialmente los últimos meses fueron un constante: “¿Qué hice mal? ¿Cómo me gané esto? ¿Por qué no mejoro tan rápido? ¿Por qué me pasó esto?” y un cuestionamiento de la gente de “¿Y has intentado_______?”, “¿Y si cambias de terapeuta?”, “¿Y tú psiquiatra si es bueno?”, “¿Y no estarás mal diagnosticada?”, “Eso no es nada, todos pasamos por esto”, y así… Han llegado, para mi indignación y de forma que todavía no me explico, a cuestionar a mi familia y a mi equipo, a criticar sus capacidades, a creer que lo podrían hacer mejor. Y fue un infierno, porque claramente todo el mundo (Que no está en tus zapatos) piensa que lo harían mejor. Con este resultado en la mano puedo decir lo que siempre, SIEMPRE supe: Ni mi familia, ni mi equipo podrían haberlo hecho mejor. Estoy absolutamente orgullosa de ellos, del esfuerzo, de sus ganas de que yo esté mejor, de su preocupación genuina por mí como persona. Sin este resultado (que es ridículamente minucioso y especializado), nadie podría haber imaginado la magnitud ni la prevalencia vitalicia de mi condición mental. NADIE (Además, si partimos de la base del tabú que se maneja frente a la salud mental, es MUY jodido hacer un árbol genealógico sincero, honesto y responsable acerca de las enfermedades mentales que podríamos heredar… Pero como les dije en un comienzo, es mi historia, no la de mi familia. Y a aquellos familiares lo suficientemente valientes para aceptarme su viaje y su recorrido con la salud mental, gracias por facilitarme el camino, claramente tenemos ahí un tema genético muy denso, y mi gratitud eterna a ustedes por quitarse la máscara conmigo. Mucho amor). Así que sí, mi psicóloga es la mejor, mi psiquiatra es tremendo profesional y mi familia se pasa. Y este examen lo confirma, han y hemos hecho lo mejor que se puede y lo seguiremos haciendo.

Claramente se vienen cambios a nivel médico en tanto tenemos un panorama más claro frente a qué medicación me funciona mejor y en qué dosis debe ser administrada por las enzimas que metabolizan los medicamentos y por los genes que tengo. Y con este cambio, más la psicoterapia, más la aplicación de técnicas y herramientas que he aprendido a lo largo de este proceso, más la compañía de la gente que quiero, el hacer lo que me apasiona y una gran, gran, gran aceptación, la idea es que esto se vuelva un tema crónico controlado.

Frente a las preguntas de todos de ¿Vas a estar siempre deprimida o serán crisis así separadas por toda tu vida? ¿Qué tanta posibilidad tiene tu mamá/ papá/ hermano/ primos/ tíos/ abuelos/ hijos/ sobrinos/ nietos/ bisnietos de tener esto y tener depresión? ¿Cómo será tu vida? ¿Estarás medicada siempre? ¿Podrías cambiar tu genética? Les digo que no tengo respuesta ante ninguna de estas preguntas ni me interesa. Estoy aprendiendo y digiriendo esta información hoy, y al mayor plazo que podría pensar es a la próxima semana. Más allá no sé ni me interesa pensar.

Las únicas respuestas que les doy son dos: La primera, si pudiera cambiar mi genética mi primer cambio sería tener los ojos de mi mamá, los de mi abuela paterna y materna o los de mi abuelo paterno (Que son verdes y azules respectivamente). Dos, para responder si mis hijos tendrán depresión primero tengo que tener novio, casarme con alguien, tener hijos, y dejar que vayan viviendo y ahí ver si tienen o no síntomas de depresión, así que los resultados de esa investigación se demora mínimo 15 años (Si tienes mucho afán por saberlo, consígueme un novio que es el primer paso).



Así que esto es todo por ahora. Les contaré como me va en este proceso de aceptación. Les contaré como me va con el cambio de medicación. Y espero que les guste mi faceta de escritora, porque depresión crónica implica que estaré escribiendo por mucho, mucho tiempo más, contándoles cómo es esto de vivir con una condición mental (controlada o no) de por vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El 2020: Caos, incertidumbre y cosas que no hemos perdido.

 En estos tiempos de incertidumbre, hemos podido ver que nuestra salud mental y física han sufrido bastante por distintos motivos. Esta sema...