miércoles, 22 de febrero de 2017

Sobre los días de mierda.



Cualquier persona que me conoce, desde que he tenido memoria me ha dicho que soy muy posuda y fotogénica. Y siempre lo he tomado muy bien, no han faltado los que dicen "Te están diciendo que eres fea PERO que en las fotos no se nota", lo que me da risa. Aún así, no subo una foto donde salga fea, la mayoría de fotos me las tomo sonriendo y aunque muy rara vez me maquillo, intento verme decente.

Así que el estar subiendo esta foto, donde soy más cobija que mujer, con ojos tristes y pequeñitos, es un tremendo paso. Porque salgo terrible. Y ahí está el punto, me la tomo y la subo para reflejar esta realidad de la salud mental. Hay muchos, muchos días difíciles. Pero hay unos que se pasan, que sólo pueden ser descritos como una mierda y donde todos los aspectos de tu vida colapsan. La sinceridad es clave en este blog y ha sido el éxito del blog, así que pido perdón si hiero susceptibilidades con la palabra "mierda". Pero los que están o han estado en mis zapatos saben que hay días que sólo se pueden describir así: como una grandísima mierda.

Más adelante haré una entrada hablando de mi día hoy porque necesito decantarlo, pero incluyó vómito, migrañas, un desmayo en la Universidad, artritis al cien que hace que cualquier mínimo movimiento o postura sea incómoda, muchísima frustración, llanto, tristeza, ansiedad y pánico fuerte y un cansancio existencial. Que es tanto físico como mental y que uno dice "Al carajo todo".

Y esto como me deja? Absolutamente descompensada, débil, con un sueño tremendo pero incapaz de acostarme en una postura cómoda, y triste. Claramente triste porque los días difíciles nunca se vuelven más fáciles ni te acostumbras a esos momentos en que toda la lucha se complejiza.

Y por eso la foto. Para reflejar esa realidad que uno muchas veces esconde. Para mostrar que si hay días tremendamente dolorosos y difíciles en los que haber sobrevivido es una proeza. Si la gente lo quiere tomar como que lo hago para inspirar pesar, allá ellos. Yo se que lo hago por todos los que a pesar de ser honestos con nuestros dolores, tenemos días tan de mierda que queremos esconder y hacer como si nada.

Y si, tuve un día de mierda. De mierdísima. Detestable. Insoportable. Y acabo apaleada. Y mañana me levantaré a luchar de nuevo, veré a mi ahijado el sábado y lo alzaré, me agacharé y le contaré historias felices. Seguiré como si nada en mi Universidad, seguiré haciendo voluntariado y estaré con mi familia y amigos. Y después de unos días, el día de mierda será más y más lejano y llegarán otras cosas en que pensar.

Brevísima reflexión porque el artículo grande sobre esta experiencia viene pronto, debo decantar la experiencia y mejorarme un poco para sacar fuerzas para escribir de aquello que nos incomoda admitir, y es eso que nos duele. Además porque la artritis la tengo en la inmunda y es, literalmente, muy doloroso escribir. Pero debía mostrar el día a día de vivir con una condición mental y hey, eso incluye los días en los que pensamos que no vamos a sobrevivir.

Gracias por último a mi familia, a la Universidad y a mis amigos. Se más que nadie que he sido tremendamente difícil en estos últimos días, especialmente hoy, y sólo he recibido amor, ánimo y comprensión. Eso hace que todo apeste un poco menos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El 2020: Caos, incertidumbre y cosas que no hemos perdido.

 En estos tiempos de incertidumbre, hemos podido ver que nuestra salud mental y física han sufrido bastante por distintos motivos. Esta sema...